Después de desayunar para coger energía, vamos a por las maletas y hacemos el check out.
Aquí tuvimos un disgusto con el recepcionista (un señor cuyo trato hacia los clientes era bastante desagradable) y que reseñamos en el apartado lo que más y lo que menos nos gusto del hotel IVKA
Venga, vámonos a Split:
Cargamos el coche… y rumbo a Split. Decidimos ir por la costa para evitar los peajes. En el coche ponemos radio Dalmatia para estar inmersos en la cultura del país y su música nos acompañará a lo largo de todo el viaje. Nos esperan aproximadamente 4 horas de camino si todo se da bien y unos 220 kilómetros.
El Astra familiar va de lujo, no consume casi nada (menos de 5 litros a los 100). La carretera es de doble sentido y las vistas por la carretera de la costa son impresionantes.
Unos kilómetros antes de llegar a la frontera de Bosnia Herzegovina (si, es curioso, pero para ir de un extremo a otro de Croacia tienes que cruzar por Bosnia Herzegovina) apagamos los datos a los teléfonos móviles (no olvides que Bosnia Herzegovina no forma parte de la UE por lo que la tarifa de roaming para la UE no aplica y es mucho más caro) y nos dirigimos a la frontera. Allí hay varios coches parados pero el trámite es rápido. No nos piden ni pasaportes ni documentación del coche ni nada. Seguimos por la carretera sin abandonarla hasta llegar a la siguiente frontera para entrar nuevamente en Croacia… y más de lo mismo una pequeña cola y nadie nos pide documentación. Estamos nuevamente en la Unión Europea.
Continuamos trayecto y empezamos a pensar en parar a comer algo antes de llegar al destino. Por la carretera no se ven muchas opciones donde comer, solo los típicos sitios de bocadillos y comida rápida. Nos desviamos a algún pueblo y tampoco tenemos éxito. Cuando parecía que no íbamos a encontrar sitio para comer antes de llegar a Split encontramos un restaurante con terraza llamado Kod Mije en la localidad de Lokva Rogoznica. Lo bueno de este restaurante es que está a pie de la carretera D8 con lo cual no tienes que callejear. Es un bar de carretera y cuenta con una buena explanada para aparcar. La comida es a precio razonable y el local está lleno de clientes croatas… lo cual es síntoma de que es un buen sitio para comer, alejado de los típicos sitios para turismo.
Tras comer, volvemos a coger el coche y decidimos desviarnos a la altura de Split decidimos desviarnos hacia Solin ya que es famoso por las ruinas de la antigua ciudad de Salona.
Parada en Solin para visitar la antigua ciudad de Salona:
Salona fue la capital de la provincia romana de Dalmacia desde los tiempos de Julio César hasta el año 614 d.C., cuando cayó en manos de los bárbaros. Estas ruinas se consideran el principal yacimiento arqueológico romano de Croacia.
He de reconocer que desviarnos a Solin fue un error. Nos costó bastante encontrar la entrada al complejo donde están las ruinas ya que está mal señalizado y el navegador se volvía loco. El acceso se encuentra junto a un hotel moderno y una amplia zona al aire libre donde se puede aparcar.
Desde fuera se ven algunas ruinas y columnas pero el complejo está vallado. Vemos un acceso y allí se encuentra una persona que vende entradas al recinto a un precio de 20 KN unos 3 euros por persona. Una vez dentro, aquello es un descampado con ruinas. No hay señalización y está muy descuidado. La verdad es que si este es el mayor yacimiento arqueológico de Croacia es muy decepcionante. Luego ves como la gente del lugar entra y sale al recinto sin pagar nada… vamos que no lo recomiendo, en mi opinión es una tomadura de pelo y una pérdida de tiempo para los turistas.
Visita de Trogir:
Después de Solin y antes de pasar por el hotel decidimos seguir más hacia el norte hasta la ciudad de Trogir.
Trogir está aproximadamente a 27 kilómetros de Split. Lo curioso es que esta ciudad está construida sobre una pequeña isla situada entre el continente y la isla de Ciovo y su centro está considerado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
La ciudad de Trogir es fascinante. En su arquitectura destacan edificios con influencia de las múltiples culturas que han habitado en esta zona (culturas griegas, romanas y venecianas). Por algo esta ciudad es considerada como el ejemplo románico-gótico mejor conservado de toda Europa central.
Aparcar en la ciudad es un poco complicado. Nosotros optamos por ir a un parking público que está ubicado en la isla de Ciovo. Ciovo y el casco histórico de Trogir se comunican a través de un puente y este parking, está relativamente cerca cruzando el puente de Trogir a Ciovo, girando a la derecha y siguiendo las señales de aparcamiento.
Desde Ciovo se obtiene una bonita vista de Trogir y sus hermosos palacios, iglesias y torres. Una vez cruzado el puente, te recomendamos perderte por las calles de esta ciudad. En la oficina de turismo te facilitarán un mapa para que no te pierdas ningún detalle. Como edificios o lugares imprescindibles que hay que ver te recomendamos:
La fortaleza del Camarlengo
a la que puedes llegar caminando por la orilla del puerto. Se puede visitar el interior previo pago de 35 KN (adultos) 20 KN (niños) y abre a diario de 9:30 a 22:00.
La iglesia de San Lorenzo
La Iglesia de San Lorenzo considerada la obra más destacada del románico – gótico en Croacia. Está junto a la plaza principal de Trogir. Alrededor de esta plaza también podrás ver la Logia de la ciudad (el edificio con columnas, al otro extremo de la plaza) y el Palacio Ducal – actual ayuntamiento. Y muy cerquita, enfrente de la fachada de la catedral podrás ver el Palacio Cipiko.
La Puerta de la Ciudad de Trogir y sus murallas.
Al traspasarla verás un montón de pequeños puestos que venden cuadros y recuerdos de la ciudad.
Tras recorrer sus calles volvemos nuevamente al parking a recoger el coche y retomamos el camino hacia el hotel.
Llegada al hotel:
Nuestro hotel no está ubicado en Split. Split es una ciudad muy turística y encontrar un buen hotel a un precio razonable es complicado. Lo habitual es que, si encuentras una buena oferta de hotel en Split esto se deba a que está lejos del centro o mal comunicado. Como nosotros íbamos con coche era muy importante que el hotel tuviese parking (a ser posible gratis). Encontramos todo lo que necesitábamos en el Hotel Baletna Skola. Este hotel ha sido todo un descubrimiento. Está ubicado en la zona de Kastela, concretamente en Kastel Kambelovac, una localidad a 17 kilómetros de Split.
Si quieres saber qué fue lo que más nos gustó de este hotel , qué fue lo que menos nos gustó y si volveríamos a escogerlo en caso de viajar nuevamente a Split, pulsa aquí
Llegar al hotel, siguiendo el gps es complicado porque el gps te guía al Restaurante Baletna Skola, que es de los mismos propietarios que el hotel, pero que dan a lados distintos y con coche no se puede pasar directamente de un lugar a otro. Solo puedes pasar andando… pero una vez que coges el truco no tiene pérdida.
Al final localizamos el hotel (el aparcamiento es al aire libre y no es muy grande, pero encontramos sitio sin problema) y hacemos check in.
Dejamos las maletas y vamos a cenar al Restaurante Baletna Skola. Este restaurante es 100% recomendable si te gusta la carne hecha en barbacoa.Tienen muchas especialidades balcánicas en su carta y el precio es muy razonable. Además tiene una preciosa y amplia terraza de la que puedes disfrutar en las noches de verano.
Tras la rica y contundente cena nos vamos a dormir. Mañana visitaremos Split.
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